Por primera vez el cerebro de un porcino fue reanimado fuera de su cuerpo luego de 36 horas y, si bien no dio señal alguna de actividad eléctrica justamente como sucede en el estado de coma, las células vivas podrían convertirse en una suerte de laboratorio viviente para estudiar enfermedades y experimentar fármacos.

cerebro de cerdoEl ensayo, realizado en la Universidad estadounidense de Yale por el grupo de Nenad Sestan, fue presentado en un congreso de neurociencias del National Institutes of Health (NIH), pero aún no fue publicado en una revista científica.

Sestan no quiso ofrecer otros detalles porque, como dijo al periódico del Massachusetts Institute of Technology (MIT), Technology Review, lo hará solo después de la publicación de los datos.

El anuncio fue igualmente suficiente como para suscitar un intenso debate en la comunidad científica, tanto que la revista Nature hospedó ya una reunión en la que participaron 17 personas, entre neurocientíficos y especialistas en bioética, a más de Sestan.

De acuerdo con algunos expertos en el experimento de la Universidad de Yale el órgano estuvo técnicamente vivo, al punto de poner en discusión el concepto de muerte, y los neurocientíficos ven, en cambio, en el ensayo, un primer paso interesante hacia la posibilidad de estudiar enfermedades neurodegenerativas como el  alzhéimer o los tumores cerebrales.

Todos están de acuerdo en afirmar que, para garantizar el éxito y la aceptación social de estos estudios, deben ser establecidas nuevas reglas para los exámenes en el cerebro humano.

Para la neurofisióloga Francesca Grassi, de la Universidad Sapienza, de Roma, el procedimiento de rociadura «se sigue normalmente para el corazón, el hígado, pulmones, riñones, explantados para trasplantes. Estos órganos vivos y funcionando correctamente continúan desarrollando sus tareas una vez insertos en el cuerpo del receptor».

Más aún -dijo- «en el caso del cerebro la falta de señales eléctricas es considerada signo de muerte cerebral. Desde este punto de vista, se puede decir que los cerebros de los cerdos no estaban vivos, aunque detalladas células permanecieran vitales».

Intentos precedentes de mantener con vida un cerebro separado del cuerpo se realizaron en roedores, pero es la primera vez que un experimento similar se realiza a un mamífero grande y a temperatura corporal.

Los cerebros, alrededor de 200, fueron obtenidos gracias a un matadero y reanimados a cuatro horas de la muerte de los animales con una técnica de rociamiento sanguíneo llamada BrainEx: consiste en unir el cerebro a un circuito de tubos en los cuales circula sangre artificial a una temperatura similar a la corpórea del animal, permitiendo al oxígeno fluir en el cerebro.

La actividad eléctrica, medida con electroencefalograma, dio una onda cerebral plana semejante a la emitida por un cerebro en estado de coma, pero las células nerviosas estaban sanas y activas.
mayo 2/2018 (ANSA)

 

mayo 3, 2018 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Neurofisiología, Neurología | Etiquetas: , |

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