La Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla, a través del grupo Healthy Architecture & City, ha identificado las demandas más comunes que necesita un paciente con alzhéimer. La iluminación natural o el control climático son los factores que más repercuten en el bienestar de estas personas.

alzheimer_prevencionEl grupo Healthy Architecture & City de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla, en colaboración con la línea de investigación de Neurociencia Básica y Aplicada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga, ha realizado un estudio para conocer cuáles son las demandas específicas que requiere un paciente con alzhéimer en el desarrollo de sus actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD) y dentro del espacio doméstico en el que habita para, a partir de ahí, desarrollar y aplicar los mecanismos (técnicos y tecnológicos) y elementos de composición (distribución, recorridos, materiales) que permitan diseñar y personalizar ese entorno físico, adecuarlo a sus requerimientos y adaptarlo a la evolución de la enfermedad teniendo en cuenta la cohabitación con sus cuidadores.

Esta investigación, que se enmarca en la línea Proyectar para la ausencia de memoria, persigue incrementar la seguridad, accesibilidad y autonomía del paciente. «El reto al que se enfrenta la arquitectura es cómo, a través de un diseño concreto y específico, es posible activar determinadas emociones, sensaciones y recuerdos en el habitante con problemas de memoria para así mejorar su orientación, confort y reducir el grado de estrés; en resumen, mejorar desde el entorno su calidad de vida», ha señalado a Diario Médico Santiago Quesada-García, responsable del grupo Healthy Architecture & City.

Técnicas

Los investigadores han diseñado una serie de técnicas para evaluar la memoria espacial y temporal de forma directa con afectados perteneciente a la Asociación de Familiares de personas afectadas por Alzheimer (AFA), de Málaga. Una de las pruebas ha consistido en realizar recorridos y visitas con los pacientes a varios edificios de arquitectura contemporánea de la ciudad, analizando cómo y de qué manera influyen determinados aspectos de los mismos en las emociones, sensaciones sensoriales, orientaciones o recuerdos de la persona afectada.

Otra de las pruebas realizadas ha sido que los pacientes representen su espacio habitado por medio de varios dibujos con la idea de observar y medir la capacidad para relacionar espacios y elementos, agrupar objetos en el espacio, encontrar semejanzas entre lugares, espacios y objetos, percibir patrones y estructuras generales. El dibujo es una herramienta abstracta a través de la cual se concreta el pensamiento espacial y, en concreto, se les ha pedido que dibujen dos lugares: el espacio de noche, es decir, su propia habitación y, por otro lado, del espacio de día o su casa y/o vivienda.

Características

Se pueden detectar tres niveles de intervención en las viviendas y edificios destinados a pacientes de alzhéimer: seguridad, accesibilidad y personalización, que determinan las características principales que ha de tener el entorno físico.

El primer nivel de intervención es garantizar un entorno seguro, una de las grandes dificultades que afrontan diariamente el afectado y sus cuidadores, representando para estos últimos un gran desgaste físico y emocional. El cuidado, la seguridad y la adaptación del espacio varían en virtud del paciente, de la fase de su enfermedad y de las circunstancias particulares de los habitantes de la casa. «A medida que la demencia avanza, el paciente va perdiendo autonomía y capacidades, por lo que las reformas adoptadas no son fijas, ni se mantienen constantes a lo largo de un proceso que puede durar más de diez años», ha manifestado el arquitecto. En este sentido, las características más importantes que debe tener un entorno seguro son la adaptación adecuada de las dos habitaciones más problemáticas: la cocina y el baño. Quesada-García plantea sustituir o adaptar las puertas para evitar clausuras o accidentes con bisagras y colocar alarmas técnicas de control de inundación, gas, temperaturas e incendios.

El segundo nivel de intervención es la accesibilidad. Uno de los retos a los que se enfrenta la sociedad es que la accesibilidad se perciba como algo natural, intrínseco en el diseño, y no como algo impuesto por la normativa. Es importante adaptar espacios y elementos potencialmente peligrosos (puertas, ventanas, terrazas), así como colocar barras, pasamanos y elementos antideslizantes.

El tercer nivel de intervención, y más diferenciador respecto a otro tipo de usuarios con diversidad funcional, es la necesidad de crear un espacio cercano y personalizado para el enfermo. La persona con alzhéimer tiene una lucha continua por mantener su identidad. Según este investigador, «si el paciente puede habitar en un espacio propio, defender una identidad y un sentido de pertenencia a un lugar, tendrá mayor calidad de vida. Intensificar el sentimiento de pertenencia a un entorno es fundamental para estos enfermos porque la historia, la memoria, las experiencias y los recuerdos están entrelazados con el espacio donde habita».

Los afectados pierden la memoria semántica, pero perduran el condicionamiento y la memoria de habilidades, por lo que pueden realizar nuevas actividades bien aprendidas y adquirir nuevas habilidades motoras; así es importante saber qué estrategia de orientación hay que estimular. Por ejemplo, si no recuerda dónde está el baño se le pueden condicionar determinados recorridos hacia esa estancia de la casa.

En general, es importante introducir y dejar elementos evocadores de recuerdos, el tratamiento adecuado y específico de los materiales, el control ambiental y térmico, la utilización e integración de las nuevas tecnologías en los espacios, la organización espacial adecuada (visuales cruzadas, recorridos cortos y directos), una correcta distribución de las estancias, y tratamientos cromáticos cálidos y personalizados a cada habitante.

Resultados

Los resultados preliminares de esta investigación han revelado que en el 63,9 por ciento de las personas con Alzhéimer conviven en familia o con más de una persona. Con la aparición de la enfermedad dentro del núcleo familiar el 48,6 por ciento de los familiares considera que se reduce su espacio dentro de la vivienda.

Además, en el 77 por ciento de los pacientes estudiados la iluminación natural repercute de forma importante en su bienestar, el control de la temperatura y el confort en los espacios afecta a un 59 por ciento de ellos, y para un 68 por ciento de los afectados el elemento que más reminiscencia le producía era el emplazamiento de la edificación y su relación con el entorno.

Por último, el 61 por ciento de los pacientes estudiados asocia la funcionalidad de un espacio por la existencia de objetos vinculados a alguna acción o momento del día y el 76 por ciento identifica el espacio en el que habita por la presencia de mobiliario o la disposición de estos dentro de la estancia a la que pertenecen. Solo el 10 por ciento tiene conciencia de las dimensiones del lugar y los recorridos existentes en su casa.
septiembre 25/2017 (diariomedico.com)

 

septiembre 26, 2017 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Enfermedad de Alzheimer, Enfermedades neurodegenerativas, Neurología | Etiquetas: |

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