En muchas ocasiones, el paciente con demencia se niega a realizar las acciones que se le mandan, pero Graham Stokes, psicólogo clínico y jefe de los Servicios de Psicología para personas mayores en la Healthcare NHS Foundation Trust de South Staffordshire y Shropshire, recomienda no crear presión en el paciente y ser más flexibles con él.

 

demencia2Actualmente, en el mundo hay más de 46,8 millones de personas que tienen demencia y se estima que esta cifra se triplicará para el año 2050. Hay un nuevo caso de demencia en el mundo cada 4 segundos. En España cerca de 1,2 millones de personas tienen alzhéimer, la enfermedad más común de esta enfermedad, con 40 000 nuevos casos al año. De hecho, en España uno de cada cuatro hogares cuenta con un familiar enfermo de esta enfermedad, siendo uno de los grandes retos globales para la salud en los próximos años.

Y según Graham Stokes, una de las principales guías para mejorar el abordaje de los pacientes con demencia es evitar la confrontación. «Una persona con demencia no cree nada, lo sabe todo y no le puedes llevar la contraria. En este escenario, está bien que el cuidador le diga de forma respetuosa y quitando tensión: yo lo veo de otra manera…». Además, ha hecho hincapié en que «a los cuidadores y familiares hay que pedirles que eviten la tiranía del tienes que….has de…debes de…. en definitiva, de palabras que ejercen y ponen presión al paciente«. En este sentido, ha apuntado que «en muchas ocasiones, les digo que cuando están diciendo eso, deben parar y preguntarse a sí mismos cuáles serían las consecuencias de que no se haga lo que les están pidiendo», señalando que la realidad es que «no suelen ser tan graves».

A modo de ejemplo, «cuando le dicen que tienen que ducharle por la mañana casi al salir de la cama, la pregunta que deben hacerse es si es absolutamente necesario y, en cualquier caso, cambiar la imposición por la frase podrías ducharte ahora. Y si de todas formas no lo hace, no pasa nada…». Según Stokes, la respuesta habitual de los familiares y cuidadores es que «si le digo eso, no se ducharía nunca», pero para el especialista puede ser más efectivo proponerse que, por ejemplo, se duche un día sí y otro no, ya que así se reduce a la mitad la presión, «sobre todo teniendo en cuenta que no quiere ducharse». En su opinión, «solo hace falta una ocasión en la que el resultado sea diferente del que solía ser, para que el cuidador se de cuenta de que existe una manera diferente de cuidar, señalando que «nunca hay que tener grandes ambiciones, sino dar esos pequeños pasos para que consigan la confianza que antes no tenían».
febrero 3/2017 (diariomedico.com)

febrero 4, 2017 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Bienestar y Calidad de Vida, Enfermedades neurodegenerativas, Geriatría, Psiquiatría, Sociología | Etiquetas: , |

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