El antígeno conocido como BD584 podría convertirse en tratamiento contra una de las bacterias que con más frecuencia causa esta enfermedad, la Chlamydia trachomatis.

Investigadores de la Universidad McMaster, Canadá, han dado los primeros pasos para desarrollar una vacuna que ofrezca una protección elevada contra la clamidia, una enfermedad de transmisión sexual bastante común que afecta a unos 113 millones de personas y que, aunque en la mayoría de los casos es asintomática, también puede provocar problemas de fertilidad.

En concreto, los resultados de una investigación que publica la revista Vaccine,  han demostrado que un nuevo antígeno, conocido como BD584, podría convertirse en candidato a vacuna contra una de las bacterias que con más frecuencia causa esta enfermedad, la Chlamydia trachomatis.

El hecho de que muchas infecciones no causen ningún síntoma hace que, en muchos casos, los afectados no reciban tratamiento, lo que puede dar lugar a infecciones del tracto genital superior, enfermedades inflamatorias en la zona pélvica e incluso problemas de fertilidad, de ahí la importancia de dicho hallazgo, ha reconocido David Bulir, coautor del estudio.

«Los esfuerzos para el desarrollo de una vacuna en las últimas tres décadas no han sido productivos y actualmente no hay ninguna vacuna aprobada para su uso en humanos», ha reconocido este experto, que pese a ello considera que la vacunación sería «la mejor manera de manera de prevenir nuevos casos».

En su análisis vieron que el antígeno BD584 fue capaz de reducir la diseminación de la Chlamydia trachomatis en un 95 %, y también disminuyó en un 87,5 % otro síntoma frecuente de estas infecciones conocido como hidrosálpinx, que consiste en una alteración de las trompas de Falopio cuando se bloquean por fluidos serosos.

«Los resultados parecen muy prometedores», ha añadido James Mahony, profesor de Patología y Medicina Molecular de la Escuela DeGroote y autor principal del estudio. Además, también tiene el potencial para proteger de todas las cepas de esta bacteria, incluidas las causantes de los tracomas, una infección ocular que es una de las principales causas de ceguera a nivel mundial.

En principio la vacuna que han diseñado se podría administrar a través de la nariz, de forma indolora y sin necesidad de que tenga que hacerlo un profesional altamente cualificado, lo que resultaría beneficioso para su uso en países con menos ingresos, han destacado. Tras este primer desarrollo, los autores admiten que el siguiente paso será probar su eficacia con otras cepas diferentes de la bacteria y nuevas formulaciones.

agosto 18/ 2016 (Ediciones médicas)

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