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Científicos holandeses evaluaron durante tres años la salud mental y física de 2000 ancianos que no presentaban signos de demencia y vivían de manera independiente.
Tras realizar distintas pruebas y cuestionarios, los investigadores demostraron que alrededor de la mitad de los participantes vivían solos, tres cuartas partes de ellos alegaron no disponer de apoyo social y uno de cada cinco admitió sentirse solo.
Entre aquellos que vivían solos, aproximadamente uno de cada 10 desarrollaron demencia en comparación con uno de cada 20 que sufrieron la enfermedad a pesar de vivir con otras personas.
La probabilidad de desarrollar la enfermedad se multiplicaba por 2,5 en aquellas personas que admitieron sentirse solas frente a los ancianos que no demostraron estos sentimientos (un 13,4 % y un 5,7 % respectivamente).
Según la conclusión de los autores, estos resultados sugieren que los sentimientos de soledad contribuyen de manera independiente al riesgo de demencia en la vejez.
diciembre 31/2012 (Diario Médico)