Las nuevas pautas en el abordaje de la infección urinaria (IU) en la infancia han introducido cambios tanto en el diagnóstico, con una mayor racionalización en la indicación de las pruebas exploratorias -restringiendo las más invasivas a los casos de mayor riesgo de daño renal-, como en el tratamiento, abogando por la terapia antibiótica oral.

Así lo ha señalado Joaquín Escribano, de la Unidad de Nefrología del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario San Juan, de Reus, quien ha ofrecido una conferencia sobre manejo de la infección urinaria del niño y del adolescente de acuerdo con las guías de práctica clínica en el XXII Curso Internacional de Avances en Nefrología Pediátrica, organizado por el Hospital Central de Asturias, en Oviedo.

Este especialista ha indicado que la infección urinaria es un proceso muy prevalente en la infancia, afectando al 5 % de la población pediátrica. Un 30 %  de los casos van a presentar infección urinaria de repetición y otro 30 %  asociación de malformaciones en las vías urinarias. «Y esa asociación de infecciones urinarias repetidas en niños con malformación de las vías urinarias puede desembocar en daño renal, es decir, nefropatía de reflujo que a su vez puede conducir a insuficiencia renal».

En el manejo de la infección urinaria y del reflujo vesicoureteral primario se han producido cambios en los últimos años; de ahí la importancia de divulgar las guías del Sistema Nacional de Salud, auspiciadas por la Sociedad Española de Nefrología Pediátrica y la Sociedad Española de Pediatría.

«Hasta hace unos años, y con el objetivo de prevenir la enfermedad renal crónica, se practicaban muchas exploraciones y pruebas radiológicas, como cistografía, gammagrafía o pielografía, para determinar si el niño presentaba malformación asociada o daño cicatricial en el riñón», ha señalado el nefrólogo.

Sin embargo, ahora se trata de racionalizar la indicación de estas exploraciones, «seleccionando muy bien a los pacientes candidatos, que serán aquéllos con mayor riesgo de daño renal». En este grupo se incluyen los niños con infecciones febriles repetidas o con presentación atípica, bien por la duración de la infección o por complicaciones asociadas. «En estos casos sí estará indicada la realización de estudios complementarios. En el resto será suficiente con una ecografía de despistaje, dado que la realización de más pruebas no aporta información que vaya a modificar la estrategia».

Escribano ha recordado que actualmente se cuenta con programas prenatales de seguimiento que ya permiten anticipar la presencia de malformaciones graves, entre ellas las renales.

Antibióticos
Además de la racionalización en la indicación de las exploraciones, otro cambio de los últimos años está relacionado con el tratamiento. «Antes se establecía tratamiento con antibióticos por vía endovenosa, mientras que ahora sabemos que el tratamiento oral es igualmente eficaz, con lo que se evitan hospitalizaciones innecesarias», ha indicado Escribano.

En cuanto al reflujo vesicoureteral, ha disminuido la frecuencia de la corrección quirúrgica, «dado que se ha visto que es igualmente eficaz optar por el tratamiento antibiótico prolongado profiláctico, con dosis muy pequeñas diariamente». Incluso la conducta expectante es una opción «porque muchos casos de reflujo se resuelven de forma natural».

En resumen, la pauta apropiada para disminuir el riesgo de nuevas infecciones y evitar daño renal es «mantener una conducta expectante, con profilaxis antibiótica en algunos casos y, si falla este tratamiento, recurrir a la cirugía».
mayo 9/2012 (Diario Médico)

mayo 10, 2012 | Dra. María T. Oliva Roselló | Filed under: Nefropatías | Etiquetas: , , , |

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