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Un estudio oficial realizado en Estados Unidos ha revelado que los stent implantados en las arterias del cerebro no sólo no previenen, sino que aumentan el riesgo de que el paciente sufra un accidente cerebrovascular.
El stent es un dispositivo mecánico que se utiliza con éxito en las arterias coronarias para dilatarlas y prevenir la aparición o repetición de un infarto por obstrucción del vaso sanguíneo.
Hace seis años la autoridad estadounidense de control de los medicamentos, la Food and Drug Administration (FDA), autorizó con carácter excepcional un prometedor dispositivo, denominado Wingspan, destinado a prevenir también los peligrosos accidentes cerebrovasculares.
A algunos miles de pacientes se les implantó el pequeño aparato, pero un estudio publicado en la revista especializada New England Journal of Medicine (DOI: 10.1056/NEJMoa1105335) revela que los ataques y muertes registrados en ese grupo de personas son más frecuentes que entre los pacientes de riesgo no tratados con el dispositivo.
El estudio, patrocinado por el Instituto Nacional de la Salud de EE.UU., analizó la evolución de 451 pacientes y halló que la tasa de recurrencia de un ACV o de muerte en los primeros 30 días era de un 14,7 % entre las personas a las que se les implantó el stent, en comparación con el 5,8% de las tratadas exclusivamente con medicamentos.
Al cabo de un año, un 20 % de los pacientes con stent había muerto o sufrido otro accidente cerebrovascular, frente a un 12,2 % de los enfermos tratados con medicinas.
«La conclusión no es que la técnica del stent sea mala, sino que no es tan buena» como se llegó a pensar, declaró el neurorradiólogo de la Universidad Washington en San Luis Colin Derdeyn, coautor del estudio.
Septiembre 7/2011 Washington, (EFE).-
Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»
Marc I. Chimowitz, Michael J. Lynn, Colin P. Derdeyn, Tanya N. Turan, David Fiorella.Stenting for Intracranial Artery Stenosis. Publicado en New England Journal of Medicine. Septiembre 7/2011