La prevalencia de la depresión entre las madres de niños con epilepsia oscila entre el 30 y 38% en los primeros 24 meses tras el diagnóstico y sus síntomas afectan de forma negativa la calidad de vida de estos menores, afirma un estudio del Departamento de Epidemiología de la Universidad Western Ontario, Canadá, publicado en la revista Epilepsia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la depresión afecta a 121 millones de personas en el mundo. Una fuente importante de estrés para los padres es tener que cuidar a un niño con una enfermedad crónica, como la epilepsia.
Anteriores estudios habían demostrado que los familiares de un niño con epilepsia sufren más estrés, ansiedad y limitaciones en su vida dentro del hogar. En concreto, las madres eran los familiares con mayor riesgo de sufrir estrés o depresión al saber que sus hijos tenían la enfermedad, pues son ellas a menudo las principales cuidadoras de los niños.
Según el principal investigador del estudio, Mark Ferro, \»el riesgo de depresión clínica es común entre las madres de niños recién diagnosticados de epilepsia\».
Para determinar la prevalencia de esta depresión materna, los investigadores encuestaron a 339 madres cuyos niños formaban parte del “Estudio sobre la Calidad de Vida relacionada con la Salud de los Niños con Epilepsia” (HERQULES).
Los expertos utilizaron la escala del Centro para Estudios Epidemiológicos de la Depresión para valorar el riesgo de estas madres de desarrollar una depresión y descubrieron que el 38% estaban en riesgo desde el inicio, que el 30% lo estaban a los seis meses, el 32% al año y el 30% a los dos años.
Después analizaron, en base a estos datos, la calidad de vida de los niños y la severidad de su epilepsia y observaron que los niños tenían sus primeros ataques sobre los siete años y una calidad de vida relativa a la salud puntuada en 70, es decir, relativamente buena. Aproximadamente el 60% de los niños participantes en este estudio tenían epilepsia severa.
Los expertos también descubrieron que los niños de madres con elevados niveles de depresión tenían peores resultados en el test de calidad de vida relacionada con la salud que los hijos de mujeres menos deprimidas. De hecho, los hijos de madres deprimidas tenían menos probabilidades de mejorar su salud durante los primeros 24 meses tras el diagnóstico. En cambio, los niños de madres sin depresión mejoran su salud con el tiempo.
Madrid, enero 5/2011 (Europa Press)

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